lunes, 3 de marzo de 2014

Capítulo 4 (ST)

Narrado por María
Los días posteriores pasaron rápido, demasiado para mi gusto, Dani se iría mañana sin fecha fija de regreso. No es que hayamos estado desperdiciando el tiempo, al contrario, lo hemos aprovechado todo lo posible estando los dos solos, pero sin embargo hay miles de cosas que aún no hemos hecho y que me moriría por hacer, pero ya no hay tiempo suficiente. Sé que tengo que tener esperanzas, pero ¿quién en mi situación no pensaría como yo? Yo creo que nadie, siempre está ese miedo que te carcome por dentro y no te permite hacer mucho. Inés y Carlos, además de estar juntos tras estar separados tanto tiempo, han estado con Dani y conmigo, ahora sí estamos como antes, los cuatro juntos siendo uno, como debía ser. Pero ya está anocheciendo y mañana en la madrugada Dani cogería el barco para viajar a Portugal, luchaba por no derramar las lágrimas que luchaban por salir de mis ojos, pero tarde o temprano acabaría cediendo.
-¿Lo tienes todo listo Dani?- Preguntó mi padre y Dani no hizo más que asentir apretándome la mano con mucha fuerza- Bien, os dejo solos- Dijo saliendo de la habitación.-
Las lágrimas no tardaron en salir, sin hacer el más mínimo ruido Dani me abrazó hundiendo su cabeza en mi cuello y así permanecimos inmóviles, de vez en cuando escuchaba a Dani sollozar sabiendo que estaba llorando. Seguimos poco tiempo más así hasta que Dani rompió el abrazo para mirarme directamente a los ojos, lo observé, sus ojos azules ahora con tonos rojizos por el llanto me observaban sin expresión alguna.
-¿Qué haces?- Le pregunté.-
-Observar cada detalle tuyo, quiero recordar cada milímetro de ti cuando esté allí- Dijo tras unos segundos de silencio que se me hicieron eternos.-
No hubo más conversación, para qué, me miraba y le miraba y nada más existía a nuestro alrededor. Algunas personas se sentirían incómodas al estar así, pero no es mi caso, me sentía bien, muy bien.
-No quiero que me vaya y tener un recuerdo de los dos llorando, no quiero que nuestra despedida sea así.-
-¿Y cómo quieres que sea?.-
-Quiero tu sonrisa, María. Una vez más.-
-No puedo- Dije negando con la cabeza.-
Sin decir nada más Dani se fue acercando poco a poco a mí para darme un beso, unimos nuestros labios y comenzamos amoverlos suavemente. Posó su mano en mi mejilla para profundizar un poco más y yo rodeé si cintura con mis brazos. Sin separarse dio un paso hacia atrás lo que me hizo a mí avanzar hasta que se paró y comenzó a echarse hacia atrás arrastrándome con él. Estábamos tumbados en la cama, yo sobre él. Bajó su mano por mi cuello, por mis hombros, por mi espalda hasta llegar a mi cadera, posó una mano ahí y volvió a subir la otra al cierre de mi vestido comenzando a desatarlo. Yo, por mi parte, desplacé una mano al borde de su camiseta y comencé a subirla. Ambos necesitábamos esto. Mientras él se deshacía lentamente de mi vestido yo le quitaba poco a poco su ropa hasta quitarla completamente. En un giro inesperado se colocó sobre mí y comenzó a dejarme húmedos besos en el cuello mientras yo enredaba mis manos en su pelo.
-Te amo- Sonrió.-
-Yo también- Hice un intento por sonreír.-
Y segundos más tarde fuimos uno, diciéndonos lo mucho que nos amábamos, lo mucho que nos necesitábamos, lo mucho que no echaríamos de menos.

 {...}

Caímos rendidos respirando entrecortadamente, Dani me abrazó por la cintura apretándome hacia él y a mí no se me borraba la sonrisa de la cara.
-Así es como quiero recordarte, feliz- Me besó la nariz.-
-Te quiero.-
-Te amo.-
Tras seguir unos minutos más con una de nuestras conversaciones cursis nos fuimos a dormir.
Desperté, no sé muy bien qué hora sería exactamente, solo sé que al girarme Dani ya no estaba, se ha ido. Me quedé allí tumbada un rato más pensando en a saber qué mientras esperaba que el sol se hiciera más fuerte. Un fuerte ruido me desconcentró, la puerta.
-¿Quién es?.-
-¿Estás despierta?- Se asomó Inés.-
-Pasa- Dije sentándome- Dime.-
-Pensé que estarías, no sé, deprimida y he venido para animarte un poco. Después dirás que soy mala hermana- Dijo riéndose endose en lo último.-
-Estoy bien, en serio- Me miró- Pero no me importaría pasar el día contigo.-
-Pues vamos a desayunar que tengo hambre- Se levantó de un salto y salió e inmediatamente la seguí.-
Al bajar no había ni un alma, que raro, desayunamos en silencio y nos dirigimos a los establos para dar un paseo en caballo.
-¿Dani se despidió de ti?- Le pregunté ensillando a mi precioso caballo color canela con una mancha blanca en el ojo derecho.-
-Sí- Dijo en apenas un susurro.-
-¿Por qué no me dijo nada?.-
-Supongo que no quería despertarte, porque si me lo dijo era porque estaba despierta con Carlos; y aparte, creo que también era para irse bien, quiero decir, que no creo que al despertarte y tu poniéndote triste sea lo mejor para que Dani se vaya, porque se hubiera quedado contigo- Lo que dice tiene sentido , pero me hubiese gustado que me hubiese dicho algo. Es cierto que me hubiese quedado mal, pero por lo menos algo.-
-Anda, dejemos los dramas a un lado y vamos a montar- Dijo Inés subiendo a su caballo.-
Imité su gesto y monté, segundo después pusimos rumbo hacia el bosque. Nos adentramos poco a poco hacia lo más profundo de aquel siniestro lugar.
-¿Y dónde dejaste a Carlos? ¿Con Alba?- Caí de repente.-
-Ni loca. Se fue a pasar el día con Paula y David, su hermana está embarazada y creo que él está mas pendiente del niño que David.-
-Carlos algún día será un gran padre- Le comencé a mandar una indirecta.-
-Sí, la verdad es que sí- Dijo con su sonrisa tonta.-
-Y a mí me encantaría ser tía- Creo que lo pilló porque su cara cambió rápidamente.-
-¿Qué? ¡María! ¡No! Quiero decir... ¡Cállate!- Se puso roja y yo no podía parar de reír- ¡Pero no te rías!.-
-Es que n...no puedo- Seguí riendo mientras intentaba calmarme. Imposible- Deberías haber visto tu cara.-
-Pues que sepas que...- Se calló de repente- ¡María cállate!- Tuve que callarme de repente porque su cara y su voz no iban para nada con nuestra animada conversación- Escucha.-
Nos quedamos inmóviles y controlando la respiración para que no se escuche ni un suspiro. Me concentré completamente y no se escuchaba nada, ¿qué mosca le ha picado? Me puse a escuchar otra vez a ver si ahora lograba captar lo que Inés me decía, pero no había ni un solo sonido.
-No se oye...- Me interrumpe.-
-Sh, escucha. Son como galopes de caballo.-
Volví a mi posición anterior para percibir el sonido, para Inés es fácil porque tiene el oído muy desarrollado, pero yo soy normal. Seguía todo en silencio, demasiado silencio. Comencé a escuchar un pequeño ruido, no sé exactamente de qué ni de que dirección proviene; esperé un poco más y, exactamente, ahí se escuchaban los galopes de un caballo aproximándose. No entiendo que tiene de malo, este bosque es perfecto para galopar y cerca de aquí hay un buen sitio para que los caballos pasten, sin embargo, este caballo que se acerca tiene un trote diferente a cuando se va de paseo.
Permanecimos así pocos segundos más hasta que escuchamos un estruendo muy fuerte. Un disparo.
Miré hacia atrás y divisé el agujero de bala en un árbol muy próximo a mí, ese disparo iba dirigido a mí.
-Inés, hay que salir de aquí, ya- Dije tratando de parecer calmada.-
Ella no respondió, cogió bien las riendas del caballo y se giró.
Sonó un nuevo disparo, el caballo, mejor dicho, los caballos, estaban cada vez más cerca y los disparos se hacía más seguidos. Cuando una bala cayó cerca del caballo de Inés ahí es cuando reaccionó.
-¡Inés! ¡Ya!.-
Nos agarramos bien a los caballos y salimos galopando de allí, pero los caballos estaban cada vez más cerca de nosotras, nos estaban persiguiendo, ¿por qué? Seguimos sin rumbo, nos habíamos perdido, pero lo único que nos importaba era perder de vista a los tipos que nos seguían.
El sol brillaba en todo lo alto y ni los caballos ni los disparos cesaban. Lo bueno es que habíamos tomado mucha delantera y estaban bastante lejos de nosotras. Giré la cabeza para ver a Inés y la vi caerse del caballo, frené en seco y bajé.
-¡Inés! ¿Te han dado?- Dije acercándome lo más deprisa que pude.-
-No.-
-¿Entonces?- Observé a su caballo, tumbado en el suelo.-
Inés se acercó lentamente hacia él, le acarició y suavemente le levantó una pata.
-Le han dado en la pata, no puede seguir- Dijo acariciándole.-
-Monta a mi caballo, te sacaré de aquí.-
-No voy a dejarle tirado, María.-
-Pero nos van a encontrar.-
-Me da igual, no voy a abandonarle.-
Se levantó y comenzó a levantar a Midnight, su caballo, recuerdo que le puso ese nombre porque se lo encontró una noche de luna llena cuando era un potro, y además porque es negro como la noche. Lo puso de pie y cogió las riendas comenzando a caminar unos pasos y volver.
-Puede andar pero cojea un poco, no creo que pueda seguir galopando.-
Cogí a True, mi caballo, de la misma forma y comenzamos a andar. Los que nos perseguían seguían detrás nuestra y no tardarían en cogernos si vamos a este paso, pero no podemos hacer otra cosa.
Cuando escuchamos los caballos más cerca nos escondimos en un gran matorral que había.
-¿Dónde se han metido?.-
-No lo sé, ¿seguro que vinieron por aquí?.-
-Pues claro que sí, idiota. Vamos, no habrán ido muy lejos.-
Esperamos un poco hasta que el sonido desapareció y pudimos salir.
-¿Quiénes eran?- Pregunté.-
-No lo sé. Vamos, tenemos que volver y curar a Midnight.-
-No sé volver.-
-Encontraremos el camino.-
Caminábamos por el bosque descansando un poco porque Midnight lo necesitaba. Creo que íbamos caminando en círculos, porque cada vez que andábamos me sonaba haber pasado por allí. Ya estaba anocheciendo, ¿ya? ¿Hemos pasado aquí todo el día? Con razón tengo tanta hambre. Seguimos nuestro “rumbo” hasta que volvimos a escuchar los caballos. ¿Cómo huiríamos? Ya no había nada que hacer, todo estaba perdido, lo sé, soy muy dramática. El caballo ya nos pisaba los talones, me atrevería a decir que está justo detrás de nostras. El caballo se paró a nuestras espaldas, y el tipo que lo montaba se bajó de éste acercándose a nosotras.
-Por fin os encuentro.-
Narrado por Dani
Aquí estoy, en un barco camino a Portugal. Me hubiese gustado que María estuviera despierta cuando me marché, pero era mejor dejarla durmiendo. Si llego a mirar sus ojos sería capaz de quedarme, así que tras decirle un “te amo” y darle un beso me marché. Por suerte me dio tiempo a coger su pulsera, una pulsera que no se quitaba para nada y era muy especial para ella, me contó que se la regaló una cuidadora que tuvo cuando su madre murió y era la única persona, aparte de Inés, que le había sacado una sonrisa tras su muerte. Ahora mismo la apretaba fuertemente entre mis manos, sentía que estaba conmigo, que cuando esté en plena acción me ayudará a concentrarme y a vencer para regresar a su lado. Solo espero que esté bien y que confíe en mí.
-Novato, cuando estemos allí quiero que te concentres, dejaste todo lo que se tenía que quedar en tierra, ahora no hay distracciones, no hay amores, no hay amigos, no hay nada. Una vez en el campo de batalla todos son tus enemigos, no te relajes ante nadie, lo más probable es que sea una trampa. Buena suerte- Me dijo el Capitán. Yo solamente asentí.-
Respiré hondo y me apoyé en la barandilla del barco para observar como el barco rompe las olas del mar que antes estaba tan tranquilo. Me quedé unos segundos sin pensar en nada. Miré una vez más la pulsera y me la puse. María, volveré. Te lo prometí.

{...}

El barco atracó en la orilla y la gente bajaba rápidamente, no sé que ganas tienen de llegar para lo que espera. Bajé del barco para encontrarme con una gran explanada llena de tropas acampadas, eran muchísimas y había muchísima gente. En total éramos miles de personas porque utilizamos diez barcos con más de doscientas personas por cada uno, ¿en serio era tan imprescindible? Sea cual sea la respuesta no hay marcha atrás. Cuando ya estuvimos acampados nos quedamos alerta, podían atacar en cualquier momento. La guerra ha comenzado.
-¡Escuchadme españoles, Portugal nunca se rendirá, sois demasiado pocos para vencernos! ¿¡No os acordáis lo que pasó hace diez años!? ¿¡Tenéis el valor de venir de nuevo!? ¡Bien, buena suerte, la necesitaréis!- Dijo el Capitán del ejército portugués.-

Tras esas palabras sonó la bocina que indicaba la salida. Todos estábamos listos sobre los caballos, defendidos con una armadura y con espada en mano. Yo, que estaba en primera fila observaba todo el ejército que teníamos delante de nuestros ojos, nos doblaban o triplicaban en número, ¿en serio teníamos posibilidades? Eché un último vistazo a la pulsera y adelanté con mi caballo. Miré al frente y había muchísima gente luchando ya, todo era un grandísimo baño de sangre; Habían pasado apenas cinco minutos y ya había una cantidad abundante de muertos. Respiré hondo y tragué saliva, comencé a galopar hacia el centro preparado para todo lo que pase. El único problema era que en los ensayos no había que matar a personas pero aquí sí, puede que otras personas sí, pero yo no puedo mirar a una persona a los ojos y luego quitarle la vida, simplemente no puedo. Pero tendré que hacerlo si quiero vivir algo más de un día aquí. Antes de lo que imaginaba me encontraba en medio de la gente esquivando los golpes que otros trataban de darme. Sonó un cañonazo por parte de los portugueses, luego otro, nos estaban bombardeando. Miré al cielo y divisé una bala de cañón aproximándose cada vez más y a más velocidad, cogí el caballo y me fui rápidamente. Ahora toca seguir luchando y no dejarse vencer.

sábado, 1 de marzo de 2014

Capítulo 3 (ST)

Narrado por María
Abrí mis ojos lentamente para acostumbrarme a la luz del sol que entraba por mi ventana, me levanté de la cama y me dirigí hacia el comedor, supongo que todos estarán allí porque Dani no estaba en la habitación. Cuando bajé no me equivocaba, estaban Dani, Inés, Carlos y Alba sentados desayunando, ésta última tenía cara de pocos amigos, aunque pensándolo bien, cuándo no.
-Buenos...- Bostecé- Días.-
-Hola- Dijo Dani cediéndome sitio a su lado.-
-Estábamos hablando de que me voy a enfrentar a Dani en un entrenamiento de espada- Dijo Carlos.-
-Y yo le estoy diciendo que no me va a vencer- Concluyó Dani.-
-Y yo digo que sí- Finalizó Carlos.-
Cuando terminamos de desayunar nos dirigimos al campo de entrenamiento donde Dani cogió toda la equitación.
-¡Carlos!- Le llamó- ¡Al mejor de tres!.-
-¡Prepárate para perder!.-
Carlos se levantó a coger el arma y se puso frente a Dani para comenzar. Con la espada por delante se miraban fijamente, se respiraba tensión.
-María, te dedico mi victoria- Dijo Dani sin apartar la vista de Carlos.-
-Ni sueñes que ganarás rubio- Le retó Carlos- Inés, esto va por ti.-
Y tras decir esa frase comenzaron a luchar, Dani iba perfecto después de tanto entrenar, y sinceramente me sorprende que Carlos esté aguantando tanto, pero no me saco de la cabeza que Carlos le dedique la victoria a Inés, ¿ha pasado algo y no me he enterado? Miraba a Inés de vez en cuando para ver si me devolvía la mirada, pero no hubo caso, me estaba evitando, la conozco desde siempre. Volví a centrarme en la pelea justo para ver como Dani gana a Carlos.
-¿Decías Carlos?- Se burló Dani.-
-Aún quedan dos asaltos.-
Comenzaron el segundo al que, por supuesto, volvió a vencer Dani. Con el tercero pasó lo mismo.
-He ganado- Saltó Dani a abrazarme.-
-Tú entrenas, yo no, así que yo también tengo mi mérito.-
-Ahí tiene razón- Le dije a Dani.-
-¿Tú de que parte estás?- Dijo haciéndose el molesto.-
-Pues...- Dani me interrumpió.-
-Mira- Me señaló hacia el lado y vimos a Inés y a Carlos besándose para luego abrazarse dulcemente- Esto es nuevo, ¿no?.-
-¿Podéis dejar de mirarnos?- Dijo Inés con la cabeza oculta en el pecho de Carlos.-
-¿Podéis explicarnos esto?- Dije.-
Se separaron para mirarnos pero Carlos aún sostenía a Inés de la cintura.
-He perdonado a Inés y he decidido que juntos tendremos el hijo de Gonzalo- Le miré mal- ¡Es broma! No me mates. Ayer arreglamos las cosas, era una tontería seguir peleados por nada, ¿no?- Le dio un beso a Inés en la cabeza.-
Tras hablar un poco más dejamos a Dani seguir entrenando y nosotros nos fuimos al jardín, hacía un día precioso.
-Habrás aprendido la lección, ¿no?- Le pregunté a Carlos.-
-Sí, por supuesto.-
-Hablando de eso- Suspiró Inés que había estado callado todo el rato, muy raro en ella.-
-¿Qué?- Pregunté sin entender. Ella sin decir palabra apuntó con la cabeza detrás nuestro y vimos a Alba acercarse a nosotros.-
-¿Os creéis muy listos, no?.-
-¿Se acabó la tradición de “hola”?.-
-Que sepáis que aún no me habéis vencido, jamás os libraréis de mi.-
-Vamos a ver, estás dramatizando, sacando las cosas de quicio, ¿no puedes desaparecer de una vez y aceptar que aquí no te quiere nadie? Tú no eres la Alba que fue mi mejor amiga, cuando te empezaste a comportar de esta forma te quedaste sola, ¿y pretendes que la gente te quiera cuando le buscas desgracias a todo el que se te cruza por delante? Por favor, que no tienes cinco años y se supone que todos hemos madurado, vive tu vida y deja a los demás vivir la suya. Nos harás un favor a todos si te marchas, ¿qué Carlos no te quiere?, no es que hayas hecho mucho para lograrlo amenazándole, ¿no crees? Y no digo que cambies ahora porque está conmigo, búscate a una persona que sea como tú, que te quiera, pero haciendo esto me recuerdas a las malas de las novelas que me he leído cientos de veces y siempre ellas salen perdiendo. Estás a tiempo de irte- Inés me ha dejado sin palabras, bueno a mí y a todos.-
-¿Nunca te enseñaron a luchar por lo que quieres? ¿Con uñas y dientes? No te tengo miedo Inés, si he cambiado peor para mí, pero no me vas a venir tú a decirme como tengo que ser. Y me encantaría irme, pero mi padre ha salido para realizar un largo viaje y durante todo este tiempo me quedaré con vosotros- Sonrió cínicamente.-
Inés resopló fuertemente y se marchó de allí.
-Te equivocaste Carlos- Dijo Alba.-
-Me equivoqué al elegirte a ti y estar un mes sin Inés- Dicho esto salió tras ella.-
Narrado por Inés
Me marché apresuradamente de allí para refugiarme en cualquier lugar donde no tenga a Alba a la vista. Salí de palacio para salir a dar un paseo para despejarme y pensar, ¿qué es lo que me hizo volver aquí con lo bien que se estaba en la isla? Claro, la pelea con Carlos y regresar con Nuria y David, ¿alguna persona inteligente piensa inventar ya alguna vez alguna máquina que sirva para volver el tiempo atrás o algo así? No sé si quiero regresar sabiendo que Alba se va a quedar durante un tiempo indefinido, es como si el universo me odiase.
-¡Inés!- Escuché una voz lejana- ¡        Inés, espera!.-
-¿Qué pasa?- Dije parándome y mirando a Carlos que venía corriendo a punto de caerse.-
-¿Estás bien?- Me encogí de hombros.-
-Y como quieres que esté.-
-No tomes en cuenta lo que dijo Alba, los celos hablan por ella. Sabes que yo nunca me alejaré de tu lado porque eres lo mejor que tengo.-
-Eso mismo dijiste la última vez y mira lo que pasó.-
-Pero eso no cuenta- Lo miré arqueando una ceja- Bueno, pero ahora que se lo que es capaz de hacer no creeré tanto lo que me vaya a decir- Le sonreí con ternura. Este chico es adorable y soy incapaz de molestarme con él.-
-Lo sé- Sonrió y me besó.-
-¿Te vienes a una posada que hay aquí al lado y tomamos algo?- Asentí- Pues vamos- Me cogió la mano.-
Caminamos en dirección a aquella posada de la que Carlos me ha hablado.
-Hola Inés- Me di la vuelta y ví a Sofía, una antigua amiga de mi infancia.-
-Hola Sofía- Fui a abrazarla- ¡Cuánto tiempo!.-
-Bueno os dejo que habléis- Sonrió Carlos- Nos vemos ahí enfrente, ¿vale?- Asentí y se fue no sin antes darme un beso, hacer eso delante de una persona me incomodaba un poco.-
Sofía y yo estuvimos hablando bastante tiempo ya que perdí la cuenta, era normal, no hablábamos desde hace años. Nos despedimos y me fui en la dirección en la que me dijo Carlos, entré y lo busqué con la mirada, esto estaba lleno de gente. Caminé unos cuantos pasos y divisé tu cabello rubio entre la multitud, fui acercándome y cuando lo podía ver completamente contemplé que estaba con una chica casi encima de él intentando besarlo, ¿qué significa esto?
Narrado por María
Tras aquel discurso Alba se fue pero no sin antes mostrar su aire de superioridad, ¿cómo puedo detestar tanto a una sola persona y siendo tan joven?
Sentí como por detrás, unas manos rodeaban mi cintura y una boca dejaba pequeños y dulces besos en mi cuello.
-Dani quieto- Dije riendo.-
-¿Por qué?- Habló casi sin separarse- Me gusta darte besos, y como no podré hacerlo durante un largo tiempo quiero aprovechar.-
Me dí la vuelta para mirarle, rodeé su cuello con mis brazos y me acerqué para besarle. Nuestros labios se unieron fugazmente bailando al mismo ritmo, Dani estaba en lo cierto, quedaban pocos días de estar con él y había que aprovechar todo lo que podamos. Dani lamió un poco mi labio inferior abriéndose paso para que su lengua abarcara totalmente mi boca, pero yo no me iba a quedar atrás, introducí mi lengua en su boca y comenzamos amoverlas al mismo ritmo.
Estos besos con Dani ocurrían muy pocas veces, pero cuando ocurrían eran mágicos.
-Ahorrad un poco de saliva un momento- Nos interrumpió mi padre. Dani y yo nos separamos entre risas y le miramos.-
-¿Qué pasa?.-
-Dani, me han informado de tus progresos con la espada y déjame darte mis felicitaciones. Viendo tu avances quería decirte que ¿recuerdas que hablamos de tu posición a la hora de partir?- Asintió- Pues visto todo lo que has aprendido y mejorado, tras una larga charla hemos decidido ascenderte, lo que quiero decir es que serás de los soldados que vayan de los primeros, solo los mejores ocupan esta posición, y tú estás entre ellos.-
-¿Ascenso e ir de los primeros significa que estaría delante de todos?- Pregunté.-
-Sí- Afirmó mi padre.-
-Y eso significa que puede que lo maten antes.-
-Sí- Volvió a afirmar pero bajando el tono de voz.-
-¿Pero por qué?- Grité- ¿¡No tienes suficiente con mandarlo y encima tienes que...!?- Dani me tapó la boca impidiendo que siguiera hablando.-
-Perdónala, esto le ha pillado por sorpresa- Dijo Dani, y mientras yo haciendo intentos inútiles de soltarme.-
-Lo sé, pero la comprendo, lo lamento Dani de verdad.-
-¡Tú no puedes lamentar nada porque...!- Dije cuando me solté pero Dani volvió a callarme.-
-No pasa nada, me la llevo antes de que cometa alguna locura- Mi padre solamente asintió, y Dani, como no, seguía sin soltarme.-
Cuando ya llegamos a la habitación me soltó. Estaba molesta, enfadada, decepcionada, preocupada, pero sobre todo estaba muy, pero que muy asustada.
-¿Por qué me tapas la boca? ¿Sabes lo que te puede pasar? ¿Y si no regresas? ¿Y si...?.-
-Y si nada María, ya hemos tenido esta conversación, confías en mí y ten presente que no te decepcionaré, que volveré aquí para estar contigo. Y no quiero volver a escuchar ningún comentario respecto a eso, ¿vale? Promételo- Me miró y no pude mirarlo a los ojos- María, ahora.-
-Me suena que esta conversación la tuvimos hace poco pero era al revés, pero está bien, lo prometo- Dije resignada, al fin de todo no podía hacer nada.-
-Así me gusta- Me besó.-
Narrado por Inés
El panorama que tengo delante no puede ser verdad, es una mala pasada de la cabeza, seguro. Decidida me comencé a acercar, acabamos de solucionar lo de Alba y ahora no me va a venir una cualquiera a quitármelo, me niego.
-¿Os divertís?- Pregunto al llegar junto a ellos que parecieron no notarme.-
-Mucho hasta que llegaste- Sonrió la morena.-
-¿Qué? ¡No! ¡Quita!- S        e removió Carlos- Te explico todo.-
-No quiero saber nada- Lo miré seria.-
Narrado por Carlos
Esto pinta mal, muy mal. Acabo de arreglar las cosas con ella después de la farsa de Alba y ahora nos volvemos a separar por esta... Esta chica que se me sube encima sin venir a cuento. Y sin contar que la mirada que me acaba de echar Inés asusta mucho.
-Tú- Dijo ahora señalando a la morena- Como te vea yo intentando besar, abrazar, tocar o estar cerca de mi novio prepárate porque te agarro de la porquería que haces llamar pelo y te quedas sin él. Avisada estás.-
Sin decir nada, la desconocida, tras mandarle una mirada fulminante a mi novia y guiñarme el ojo a mí, se marchó.
Inés me ha dejado muy sorprendido, no tenía ni idea de que fuese así, pero hay que decir que cambiando los papeles yo haría exactamente lo mismo, o tal vez me hubiese ahorrado las palabras y directamente paso a la acción.
Pero ahora lo que me inquieta es que esté molesta por lo que acaba de suceder.
-¡Vaya!, no conocía tu lado agresivo- Reí pero me fulminó con la mirada, está enfadada.-
Pero me sorprendió que tras esa fría mirada se empezara a reír como nunca lo había hecho, ¿esto es normal?, a ver, sabía que Inés tenía sus momentos de cambios de humor pero no pensé que llegara a tanta escala.
-¿De qué te ríes?- Pregunté.-
-De tu cara, parece que te van a matar- Continuó riéndose.-
-Eso es porque creía que tú me ibas a matar.-
-A ver, soy mala pero no llego a tanto- Se acercó a mí, me levantó y me plantó un beso- Espero que eso no lo haya hecho la morena.-
-No le he dejado, solo soy tuyo.-
-Eso espero- Le besé y le abracé.-
A veces un abrazo es la clave, me dí cuenta cuando estuvimos todo este mes separados y volvió dándome un abrazo. Estar con la persona que quieres entre tus brazos es la mejor sensación que podrías experimentar, sintiendo el calor de su cuerpo, su corazón latiendo contra tu pecho, es un sentimiento indescriptible. La aferré todo lo que pude contra mi cuerpo hasta que nos fuimos paseando lentamente hacia el palacio. ¿Nunca habéis experimentado esa sensación al estar con una persona en la que no necesitas nada ni nadie más para estar bien, que la persona que está a tu lado te completa totalmente? Pues así es como me siento yo cuando la estoy con ella, cuando la miro a esos preciosos ojos que no sé exactamente de qué color son debido a que cada vez los tiene de un tono diferente entre el verde y el marrón pasando por el miel.
Regresamos a palacio y nos dirigimos al escondite para tumbarnos un rato y no hacer gran cosa, al entrar pude observar a Alba mirándonos con odio, menos mal que Inés no se dio cuenta. Parece que la castaña no se va a cansar de hacer sufrir a la gente e intentar separarnos, pero no voy a permitir que consiga nada de lo que se propone y yo mismo me encargaré de pararle los pies. Entramos y nos tumbamos en una zona con cojines que había.
En todo el trayecto no pronunciamos ni una sola palabra, no hacían falta, el estar el uno con el otro era suficiente.
Apoyé a Inés sobre mi pecho y comencé a acariciarle el pelo suavemente, su respiración se hizo mas profunda y pesada y supe que se estaba durmiendo. Continué con mi caricia hasta que cayó totalmente rendida. Me quedé observando sus perfectos rasgos, sus ojos ahora cerrados, su pequeña y bonita nariz, su boca entreabierta y sus mejillas rosadas, era absolutamente perfecta. Bostecé y supe que caería de sueño al  igual que ella.

-Te amo- Le susurré antes de cerrar los ojos y sumergirme en el sueño.-